El VIH 40 años después: tratamientos, estigma y relaciones sexuales
Casi cuarenta y cinco años después de los primeros casos de VIH, el objetivo de la Organización Mundial de la Salud 95-95-95 no está lejos de conseguirse, sin embargo, aún hay 40 millones de personas infectadas en el mundo. La evolución de los tratamientos ha logrado que el virus ya no sea sinónimo de muerte, en cambio, el estigma y los discriminación social, familiar y laboral han progresado mucho menos. Y precisamente para analizar el cambio que durante las últimas décadas se ha producido a nivel farmacológico, social, y también en la redes sexuales y en la relación paciente – profesional de la salud, la Universidad Saludable de la ULE organizó una mesa redonda con expertos de distintos perfiles.
Alberto Bahamonde, jefe de servicio de Medicina Interna en el Hospital El Bierzo, Raquel Rodríguez, educadora social en la Asociación Caracol y David Bermejo, profesor del Departamento de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de León, fueron los ponentes encargados de explicar los avances que se han logrado y los que aún no llegan.
Evolución de los tratamientos
La enfermedad sin nombre que en 1981 comenzó a atacar a gais y toxicómanos sin que nadie supiera qué era se convirtió en epidemia y ha acabado desde entonces con la vida de más de 40 millones de personas en todo el mundo. Eso sí, en cuanto a la evolución de los tratamientos y, tal como explica Bahamonde, hemos pasado de un número altísimo de pastillas al día y muy tóxicas a una única píldora diaria. Es el éxito de los antirretrovirales, “menos fármacos, menos tóxicos y más fáciles de tomar”.
La profilaxis prexposición, la PrEP, es otro de los grandes avances de los últimos años. Se trata de una terapia preventiva para personas que no tienen VIH pero corren un alto riesgo de contraerlo. El medicamento, “que tiene unos condicionantes y unas pautas”m reduce las posibilidades de infección.
Ese 95-95-95 que mencionábamos al inicio del artículo es el objetivo para 2030 de Onusida, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, creado en 1994. Que el 95% de los casos se diagnostiquen precozmente, que el 95% de ellos estén tratados y que de ese 95% tratado el 95% presente una carga viral indetectable. En España, de momento, se diagnostican el 87% de los casos.
Evolución del estigma social y de las redes sexuales
“Creo que es de lo que menos ha evolucionado. Los tratamientos han avanzado pero sigue habiendo mucho miedo a contarlo, y no me extraña. Reciben discriminación social, familiar y laboral”, explica la educadora social de Caracol, Raquel Rodríguez. Según explica, el impacto en la vida cotidiana es altísimo y mantenerlo en secreto condiciona cosas tan comunes como irte de unas vacaciones porque no te quedan antirretrovirales y que nadie lo entienda.
Después de recibir el diagnóstico, los pacientes también reducen sus redes sexuales. Según David Bermejo, “no las personas que suelen infectarse son las que tienen más número de relaciones sexuales, sí puede haber más variabilidad, pero no necesariamente un mayor número. Eso sí, una vez que conocen el diagnóstico se aíslan mucho más”.
Lo que sí resulta más preocupante es el auge de prácticas como el chemsex. Este anglicismo viene a referirse al consumo intencionado de drogas para mantener relaciones sexuales. El problema, además de las adicciones que se pueden generar del consumo, es que con la desinhibición llega la pérdida de autocontrol. “Puedes tener prácticas de alto riesgo sin acordarte luego de nada”.
Un virus complicado y en continua mutación que dificulta la tarea de encontrar una vacuna. Por el momento, lograr el diagnóstico y el tratamiento correcto de todos los enfermos es la principal tarea a acometer por los profesionales sanitarios. ¿Qué podemos hacer el resto? Información y respeto.